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4. TALENTO Y FORMACIÓN

2023

El nuevo panorama creado con la tecnología jurídica crea numerosas oportunidades y retos a los profesionales del sector. No obstante, muchos de ellos son reacios a afrontarlos debido a varios factores, como la falta de concienciación, competencias, recursos, miedo al cambio y a perder el control, y preocupaciones éticas y normativas.

De hecho, el 80% de los letrados admite que no confiaría plenamente en una IA para generar documentos jurídicos, de acuerdo con la encuesta de ELTA y Lefebvre Sarrut. Esta desconfianza se debe a varios motivos, entre los que destacan la falta de privacidad de los datos, el sesgo algorítmico, las cuestiones éticas y morales y la rendición de cuentas y responsabilidad en caso de fallo.

Ahora bien, a pesar de las reticencias, los resultados del estudio reflejan que el uso de este tipo de herramientas está más extendido de lo que en un principio podría parecer. Nueve de cada diez letrados admiten haber usado alguna vez plataformas de IA generativa y, en concreto, ChatGPT (75%). Además, los datos demuestran que la utilización de esta tecnología es algo recurrente entre los profesionales del Derecho: un 25% reconoce emplear IA generativa diariamente, mientras que el 42% lo hace semanalmente.

Eso sí, por el momento, la finalidad con la que utilizan esta tecnología es más bien limitada y se aleja de la esfera jurídica. En concreto, más de un tercio matiza que emplea IA por mera curiosidad, mientras que un 21% lo utiliza para producción de textos no legales.

Además, la IA generativa puede conllevar una mayor interacción entre los profesionales, la actualización del conocimiento e, incluso, la creación de un lenguaje único. Parece evidente también que el abogado tendrá que prepararse para ser un experto en Inteligencia Artificial y la gestión de datos si quiere mantenerse actualizado y seguir aportando valor.

 

Por otro lado, la tecnología basada en Inteligencia Artificial también modificará el aprendizaje y la transmisión de conocimientos dentro de los bufetes. Los despachos deberán abandonar su modelo tradicional y buscar otras soluciones que eviten que las nuevas generaciones desarrollen una gran dependencia en la IA y deleguen en ella todas las tareas que se esperan de un profesional del Derecho, como el estudio y análisis del caso, la reflexión sobre el asunto y la interpretación de la normativa.

En cualquier caso, e independientemente de la percepción de los profesionales sobre las ventajas e inconvenientes de la IA, lo que sí parece una realidad es que la introducción de esta tecnología cuestiona la formación actual que reciben los profesionales y exige un nuevo programa actualizado con nuevas herramientas, metodologías, técnicas y competencias para instruir el talento de las organizaciones.

Una de las consecuencias más relevantes en este sentido será el impulso de las conocidas como soft skills. Habilidades como la empatía, la capacidad de hacer buenas preguntas o de resolver conflictos cobrarán más importancia en la abogacía, lo que se traduciría en una humanización de la profes

Puede haber una primera capa de servicios que, a través de estas herramientas, puedan resultar más accesibles y asequibles al ciudadano. Pero no podemos olvidarnos de que el rigor y el asesoramiento adaptado al caso no se logra sin un profesional o un equipo detrás.
Violeta Arnaiz Medina
Directora del área de TMT, Propiedad Intelectual y Software en PONS IP

En este sentido, y con el objetivo de evaluar y mejorar la preparación tecnológica de los profesionales, las entidades jurídicas podrán utilizar el nuevo concepto PTQ. Estas siglas hacen referencia al Cociente Tecnológico Profesional y reflejan la capacidad del individuo para adaptar e integrar la tecnología en su práctica profesional. Este indicador tiene en cuenta tres elementos: las capacidades cognitivas (lógica, razonamiento y resolución de problemas, entre otros), las habilidades interpersonales (como comunicación, colaboración y empatía) y las habilidades técnicas, como alfabetización digital, el análisis de datos y codificación. Para mejorar el PTQ, es necesario desarrollar las tres dimensiones de forma equilibrada.

Por último, las universidades y escuelas de negocio también deberán transformar su modelo de educación y desarrollar programas para formar a los futuros profesionales del Derecho de forma que se les anime y estimule a pensar por sí mismos. Además, deberán dotar a los alumnos de habilidades suficientes para revisar con criterio y sentido crítico los resultados que obtengan de las diferentes tecnologías jurídicas.

Tecnologías como la IA ponen de manifiesto la importancia de hacer buenas preguntas y, para eso, nos hacen falta profesionales con una formación muy amplia. Buscamos abogados humanistas que se pregunten los porqués y no se limiten a replicar lo que hay en Internet.
Cristina Mesa Sánchez
Socia del Departamento de Propiedad Industrial e Intelectual de Garrigues

 

Han colaborado en este estudio
Conversaciones con nuestros visionarios
Imagen de Lefebvre - IA Generativa en el sector legal

Lefebvre - IA Generativa en el sector legal

El rol del abogado deberá adaptarse a las innovaciones para reinventar su negocio, obtener una mayor fiabilidad de la gestión documental, poner en valor su empatía e interactuar con perfiles multidisciplinares jurídicos y tecnológicos.

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